Autores nuevos, viejo canon
El 20, 21 y 22 de setiembre se realizará en Paso Severino (Florida) el Congreso Nacional de Profesores de Literatura, cuyo tema este año será debatir sobre el canon y apostar a la búsqueda de nuevos autores.
La propuesta resulta innovadora en un medio como el uruguayo con una marcada tendencia a lo tradicional y con un enfoque siempre conservador sobre los representantes del canon literario. Por otra parte, es también una propuesta contradictoria que mientras apela a reflexionar sobre la obra de escritores “no consagrados”, habilita la presentación de Jorge Arbeleche, Hugo Achugar y Hebert Benítez, tres dinosaurios de nuestra paleontológica escena literaria.
Eso viene a confirmar, como si de una broma bien pensada se tratara, lo difícil que resulta para los estudios literarios uruguayos reflexionar por fuera de lo canónico, transgredir realmente las convenciones de aquello que se ha impuesto con los años. Resulta aún más caricaturesco que como actividad previa al Congreso se realice un encuentro con los nóveles escritores Lema Mosca y José Arenas, cuando ese debiera ser el tópico central durante las jornadas severinas.
No obstante, es alentador que propuestas como esta salgan del seno del cuerpo docente uruguayo que es, en última instancia, uno de los últimos reproductores del campo cultural nacional. En efecto, los docentes son legitimadores del canon, de lo que “debe” enseñarse y aprenderse, de lo que es “esencial” para la historia cultural del país. No en vano la mayoría de los integrantes de la Generación del 45 eran docentes.
Ojalá el Congreso sirva también para reflexionar sobre lo que está pasando en la escena local y en el mundo, con autores jóvenes y no tan jóvenes que realmente transgreden el canon, que de verdad lo interpelan, lo cuestionan y lo reconfiguran. No hay que irse muy lejos para ver cómo se da ese cambio. En Uruguay la escena poética está en un momento de verdadero cambio y son precisamente los poetas los responsables de esa transformación. No solo porque la poesía viene convirtiéndose hace rato en un espectáculo que significa más allá de la palabra sino porque son los propios poetas los que ahora legitiman a sus compañeros. Nada de críticos y especialistas: quienes deciden ahora mismo son los propios escritores. Sirva como ejemplo la espectacular antología de poesía ultrajoven que acaba de editar Hoski con la colaboración de varios otros poetas.
Algo parecido ocurre con el teatro que parece estar siempre a la vanguardia. Hace ya más de una década que los propios actores, los productores y el público (claro) apostó fuerte por una camada de jóvenes dramaturgos que hoy son reconocidos (por no decir “legitimados”) también en otras partes del mundo.
La narrativa se debate, hace ya tiempo, entre la tradición que mantiene viva una forma literaria muy nuestra (Martín Bentancor sería el mejor ejemplo de esto), la búsqueda de nuevas historias que se apoyan en las vivencias del yo-narrador (Daniel Mella es representante de esta modalidad) y formas alternativas poco trabajadas en la escena local (Ramiro Sánchiz, por citar solo un caso).
Claramente, los asistentes al Congreso de Paso Severino tendrán muchos temas sobre los cuales debatir porque la temática no se ciñe solo a la escena local sino a lo que pasa también en el resto del mundo. Será una ocasión interesante para repensar todo aquello a lo que estamos acostumbrados, precisamente en un momento en el que la humanidad se está cuestionando con furia algunos mitos antiguos y anquilosados. ¿Será posible en el Uruguay de hoy?